Siempre he creído que la verdadera belleza viene de dentro.

 

Para que esto suceda, todo nuestro cuerpo tiene que ser trabajado en armonía mente, cuerpo y espíritu.

Esto no se aprende en un año o dos, es un viaje a lo largo de mi vida en el que he podido apreciar la importancia de cuidar la Integrativa y la preventiva.

Soy muy exigente y meticulosa conmigo misma. Por eso no me conformo con las habilidades básicas. Siempre he buscado la perfección hasta tal punto que sigo formándome a día de hoy, ya que cada año salen nuevas evidencias científicas que nos ayudan a descubrir nuestro cuerpo.

 

Lo más valioso que tenemos los terapeutas son nuestras manos. No hay máquina ni aparato estético que se pueda comparar a la sensación del tacto sobre el cliente.

No sólo ayudo al cliente que busca solucionar un problema, sino que a través de la sensación del tacto, la piel que es un órgano tan desconocido y está directamente conectada con el cerebro. Crea una relajación y un cambio en las ondas cerebrales que si el cliente pudiera verlo se quedaría absolutamente asombrado.

 

Más allá del tacto, no estamos sólo en lo superficial. No sólo estoy tocando la piel y los músculos, estoy activando neurotransmisores y mejorando la calidad hormonal de las personas que trato. Estoy mejorando los ciclos circadianos, el equilibrio psicoemocional, el flujo linfático y sanguíneo. Estoy haciendo muchas cosas por ese cliente. Para mí todo esto es medicina preventiva y a nivel emocional, físico, de la piel, y además eso va a dar belleza.